lunes, 1 de septiembre de 2014

Madrid, nuevos comienzos

Madrid, con sus imponentes distancias para los provincianos como yo, y su sequedad tan cómoda y tan ajena a mi roquita... Llevo cuatro días aquí y todavía no soy consciente de sus dimensiones, de la gran diversidad de ambientes y los millones de mundos distintos que puedo encontrar en cada terraza, en cada calle, en cada parque o museo. Al fin llegó el tan esperado momento de dar un largo trago a ese vaso de libertad sobre la mesa, y ver como sienta. Llegó la hora de descubrir si la valentía supera a la comodidad para escalar los años hacia mi tan soñada vida de trabajo duro y gratificante por dejar unas pocas migas de pan que alimenten a alguien cuando yo ya no esté para dar mis mejores consejos. Llegó también el momento de investigar, descubrir y fundamentar opiniones; de llenar las conversaciones de ideas y no solo darles forma agradable. De llenar, en fin, los días de sueños y las noches de vida.

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