domingo, 17 de agosto de 2014
Antes de partir, que sepas...
Si supieras que yo no puedo controlar el tiempo... Si te digo, por ejemplo, que sabiendo que el es que se avecina va a ser difícil aunque nada apunte a ello, porque lo sé, y quiero que lo sepas. Si te digo que estaré esperando lo mismo que tú y ninguno de los dos sabrá llevarlo a puerto. Si supieras las ganas que tengo de tenerte cerca, y el miedo que le tengo a Alcalá, y a sus trenes de cercanías, y a mi nuevo ritmo y el alboroto de Madrid. Si pudiera explicarte que todo pasa, y que hay sensaciones que pueden renacer como aves fénix, quizás todo sería más fácil. Quizás estarías más dispuesto a despegar tu coraza y abrazar lo que yo nunca he abrazado, porque merece la pena intentar seguir intentándonos. Mientras tanto tú puedes estar tranquilo, entre tus cuatro paredes de chico inexperto lejanamente sospechando que todo estará bien si queremos, porque la voluntad basta cuando las montañas por mover se limitan a unas semanas de existencia. Yo esperaré seguir sintiendo lo mismo cada vez que me envíes un mensaje, y volverme loca cuando, en nuestro reencuentro, acaricies mi cuello, y poder ya decirte que te quiero, por haber superado la barrera que tanto me asusta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)